Tragando ingentes cantidades de polvo, avanzaba el cepillo por los calabozos insondables de la CPU. Ardua tarea realizada con precarias herramientas y una dirección inepta e inexperimentada. Eso estaba que daba asco verlo, gente.
Pero finalmente conseguí dejarlo más o menos decente, a ver si ahora puedo jugar al Red Dead Redemption 2.
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