martes, 24 de noviembre de 2015

Hola

-Por el cinco de enero,
cada enero ponia
mi calzado cabrero
a la ventana fria.
Y encontraba los dias
que derriban las puertas,
mis abarcas vacias,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y  cabras.
Me vistio la pobreza,
me lamio el cuerpo el rio
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocio.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo queria
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningun rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rio con encono
de mis abarcas rotas.
Rabie de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mia
mi calzado cabrero
a la escarcha salia.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

-Haber estudiao.

martes, 3 de noviembre de 2015

¿Te imaginas que ahora voy y subo algo?

¿Te imaginas que es una entrada de verdad y no una gilipollez puesta por tocar los huevos?


Eran las risas, ¿eh?

lunes, 12 de octubre de 2015

Empieza a hacer fresco

  Caminaba nuestra protagonista por una colina morada. Hacía bastante frío, pero no le afectaba. A la colina, digo. Nuestra protagonista estaba en bikini (cosas del patriarcado) y se estaba cagando en cristo bendito. Mientras seguía intentando recordar dónde coño estaba, cómo había acabado ahí y, sobre todo, por qué iba en bikini en pleno Diciembre, la pobre muchacha caminaba sin rumbo en busca de un rincón donde cobijarse. El viento helado había empezado a encrudecerse y empeoraba aún más su situación.

  Cabe destacar que la colina estaba que daba pena verla: Casi pelada de árboles, con pedruscos aquí y allá y ese extraño color morado que, lejos de llamar la atención, quedaba relegado a un segundo plano cuando se le comparaba con lo que esta chica acababa de encontrar.

  Los ojos como platos. Los pelos como escarpias. Los pezones como rocas. Flipando en colores se quedó la colega cuando se topó con una pequeña construcción de cemento en mitad de la nada. No era más grande que una caseta-cagadero de las de antaño, y sobre su única puerta colgaba malamente un pequeño letrero de neón que decía "Yepa!". Un hombre trajeado con gafas de sol, cara de mala hostia y el tamaño de un búfalo custodiaba la entrada.

  No había tiempo para pensar en cómo cojones podía llegar la corriente hasta allí para hacer funcionar el letrero. La pobre chica estaba congelada y, con una terrible expresión de sufrimiento en el rostro, se acercó a tan curioso escenario.

-D..disculpe...-Nuestra tiritante protagonista intentó entablar conversación, pero fue bruscamente interrumpida por su interlocutor.

-¿Entrada?

-¿Disculpe?

-¿Acaso no sabes decir nada más? Entrada.

-No.. no tengo entrada... no tengo ropa, ¿no me ve? verá, yo...

-Oye, bonita, no quiero ser un capullo, pero sin entrada no puedes... pues eso, entrar.

-No... no lo entiende... estoy perdida...-Insistía ella, desesperada.

-Como todos, hija. Pero las normas son las normas. Se me paga para estar aquí con las pelotas congeladas y negar la entrada a todo aquel que no tenga... pues eso, entrada. Mira, si tienes frío te puedo prestar un rato mi chaqueta, entras en calor y te vas por donde has venido, pero no puedo hacer más por ti. Que esto es ficción, pero te puedes ir olvidando del tópico del gigantón que al final es buena gente.


  Como es comprensible, esta respuesta no sentó demasiado bien a nuestra protagonista. Muerta de frío, en medio de ninguna parte, sin recuerdo alguno que le indicase cómo había acabado en una situación tan dramática, y con el gorila hijo de la gran puta este que no tenía pensado dejarla entrar para protegerse del gélido viento que empeoraba por momentos. Tenía que hacer algo, y rápido. Empezaba a pensar que su vida corría serio peligro si no tomaba una decisión cuanto antes. Volver por donde había venido no era una opción, era un camino largo y sabía que allí no le esperaba nada agradable. No. Necesitaba entrar en esa misteriosa cabaña, era el único modo de no sucumbir al frío penetrante que entumecía sus músculos y dolía como un millón de agujas.

  Levantó la mirada con lágrimas en los ojos. El segurata, sin inmutarse, permanecía ahí parado, con los brazos cruzados y una expresión vacía e implacable.

  Se acabó. No podía más. Sabía que lo que iba a hacer era terrible, pero no se pudo permitir dedicar más tiempo a pensar en ello. Tenía que sobrevivir a cualquier precio, era una situación desesperada. Simplemente, actuó. Hizo lo que tenía que hacer. Lo único que podía hacer.

  La suerte y la sorpresa estuvieron de su lado. La cabeza del segurata impactó bruscamente contra la pared y su cuerpo se deslizó inerte hasta caer al suelo, dejando en la pared un rastro de sangre azulado. Ella se dejó caer de rodillas, aterrorizada por lo que acababa de hacer. Ni yo mismo, como narrador, sabría decir si temblaba más por el frío o por el miedo que la invadía al descubrir de lo que era capaz si se daban las circunstancias. Tras unos instantes que parecieron eternos, reaccionó, volvió en sí misma y trató de abrir la puerta. Cerrada. Tal y como se estaba temiendo, ahora se veía obligada a registrar el cuerpo sin vida del gorila trajeado.

   Enorme. Colosal. Ciclópea. Pocas palabras pueden describir lo grande que es mi polla fue su sorpresa cuando se fijó mejor en el segurata*. La grieta que se había abierto en su nuca dejaba entrever un montón de lucecitas que brillaban con un misterioso azul eléctrico. Como es lógico, y actuando como lo haría cualquiera en esa situación, nuestra protagonista agarró firmemente mi polla la cabeza del difunto y, usando las pocas fuerzas que le quedaban, agrandó más y más la grieta hasta abrir lo que, descubrió, se trataba en realidad de una tapa**. Dentro de la cabeza había un montón de circuitos eléctricos y dispositivos extraños que emitían las luces de marras.

  La olla de la pobre mujer que nos está brindando esta historia tan extraña parecía no dar más de sí. Decidió, involuntariamente y por el bien de su salud mental, ignorar por un momento el descubrimiento que había hecho y seguir registrando el cuerpo. Tras mucho buscar y rebuscar, encontró una pequeña llave brillante en un bolsillo de la chaqueta, que luego procedió a ponerse para abrigarse mejor. Y cuando digo brillante va en serio, gente. La llave brillaba de una forma increíble, casi parecía provenir de otro mundo, de otra dimensión, o qué se yo, tal vez de algún pueblo costero donde los lugareños pongan especial atención a la limpieza de sus llaves.

  Sin pretender alargar de más esta historia, nuestra protagonista fue rápidamente a abrir la puerta, forzando costosamente cada movimiento debido al entumecimiento que le estaba causando ese infierno helado. Lo que se encontró dentro superó todas sus expectativas.

  La puerta daba paso a un pequeño recibidor que, a su vez, conducía a unas escaleras cubiertas con una preciosa alfombra roja de terciopelo que bajaban y se adentraban en lo que parecía ser una compleja y trabajada excavación en la colina. Sin salir de su asombro y acojonada por lo que se podría encontrar, nuestra amiga decidió bajar las escaleras. El largo pasillo al que estas conducían estaba muy bien iluminado, decorado con un gusto exquisito y aclimatado para comodidad de quien fuera que frecuentase el lugar. A cada paso sentía finalmente que su cuerpo dejaba de temblar y que sus músculos volvían a responder.

  Tras avanzar unos metros más empezó a escuchar un ruido extraño que provenía del final del pasillo. Según caminaba y se acercaba más a la fuente, la muchacha podía distinguir mejor de qué se trataba, y finalmente no hubo duda posible: era una multitud, aparentemente una enorme multitud de gente, gritando como si no hubiera un mañana. Al darse cuenta de esto, se detuvo en seco. No sabía qué cojones se iba a encontrar al final del pasillo, pero sabía que los gritos no suelen indicar nada bueno. Pero "¿Sabes qué? A la mierda." Decidió seguir caminando y enfrentarse a lo que el destino tuviera reservado para ella. Ya no sentía dolor, ya no tenía frío. Solo un miedo terrible que poco a poco era aplastado por una determinación que crecía por momentos.

  Caminó hasta toparse con una puerta doble. Era el final del pasillo, y las voces podían oírse con una claridad cristalina, provenientes del otro lado. No eran gritos de dolor, para su alivio. Más bien parecían gritos eufóricos, incluso se distinguían chillidos como los de una quinceañera estúpida en un concierto de Justin Bieber. ¿Sería eso? ¿Un concierto? No podía ser, ¿Qué sentido tendría que se estuviera dando un concierto bajo tierra? ¿Qué cojones pasaba? Harta de tanto misterio y tanta mierda, la muchacha abrió la puerta doble y cruzó el umbral con paso firme y decidido.





  Vaya si había un concierto. De Korn, concretamente. A sus lados, la sorprendida mujer contempló gradas enormes llenas de gente que gritaba y saltaba emocionada. A lo lejos, agolpándose frente al mayor escenario que había visto jamás, una marabunta de miles y miles de jóvenes alocados chillaba histérica mientras sonaba la música de los payasos esos.



"Pero qué cojones..."

  Y despertó por fin. Abrió poco a poco los ojos y contempló a sus amigos, reunidos a su alrededor. Parecían preocupados, y se aliviaron cuando vieron que recobraba la consciencia. Uno de ellos tuvo la magnífica idea de apagar la radio y "Freak on a leash" dejó por fin de sonar. Según se iba incorporando en el suelo se fue dando cuenta de que estaba de vuelta en el salón de su casa. Cálido, acogedor, lleno de amigos y conocidos. El cambio era de agradecer, desde luego.

-Oye, Carmucha, siento lo del vestido. El imbécil de Ramón García te tiró la copa encima sin querer. Te juro que nadie te ha visto, Menchu te llevó a la habitación y te cambió de ropa. ¿Estás bien? Nos has dado un buen susto.

  Suso ayudaba a Carmucha (joder, al fin la puedo llamar por su nombre) a levantarse mientras soltaba toda esa mierda que poco o nada importó cuando ella se miró el brazo y terminó de recordar qué había pasado.



-



  Nunca más volvió a chutarse cosas raras. Desde ese momento, solo alcohol y cocaína, cosas naturales. Carmucha fue mucho más feliz desde entonces.







*: Perdón, no he podido evitarlo.
**: Buah, vale, ahí sí que me he pasado.

viernes, 9 de octubre de 2015

Tengo sueño

-Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será la mayor manifestación por la libertad en la Historia de nuestro país.

-¿Ah sí?

-Sí, escucha: Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la Emancipación. Este trascendental decreto fue como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

-Bueno, eso lo dirás tú. Mejor cierra la puta boca, anda, que no sabes lo que estás diciendo.

-Pero...

-Que te calles, plasta, que eres un plasta. Cojones ya.

-Mariano, deja en paz al muchacho, por favor te lo pido.

-¿Y usted quién es?

-Cállese, joven, estoy hablando con mi marido.

-Pero Maricarmen, ¿Para qué te metes en la conversación? ¿No ves que esto está siendo un diálogo por escrito y la gente no se va a enterar de quién está hablando? A algunos ya les cuesta cuando solo hay dos personas, imagínate con tres.

-Uy, perdonad, chicos, no sabía que estábais leyendo. Nada nada, seguid, seguid.

-Hola, buenas tardes, traigo un paquete para el señor... dejenme ver... Kurt Ferdinand Friederich Hermann von Schleicher.

-Lo que faltaba.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Tragedia

Hoy he venido a hablaros de la pérdida.

Podría dedicar varias líneas a introducir el tema lentamente, con inteligencia y habilidad, pero lo cierto es que me la pela muy fuerte que esto quede realmente bien. He venido a hablaros de la pérdida, ya os lo he dicho y es tontería retrasar las cosas.

La pérdida es, en la mayoría de los casos, una experiencia trágica. La pérdida de un euro que tenías en el bolsillo, la pérdida de un brazo, la pérdida del último trozo de pizza en aquella fiesta o la pérdida de un poco de interés en lo que estás leyendo son sin duda golpes bajos que nos da la vida y con los que a veces cuesta lidiar. Bueno, por lo visto la pérdida de un brazo no, ya que después te ponen uno robótico y eres más fuerte que en los anteriores títulos de la saga, ¿eh, Kojima? En fín, que por lo general sí que supone una dura epifanía en tu estado de ánimo y, en ocasiones, en tu misma vida.

Os hablo de esto porque hoy he sufrido una pérdida. Una pérdida repentina y amarga, no solo por lo que me fue arrebatado, sino por la persona que lo causó todo.
Tras insistir una y otra vez, mi señora madre consiguió convencerme de que dejarme recortar la barba por sus experimentadas manos era una buena idea. No sospechaba el que escribe estas líneas que su progenitora tenía macabros planes para mi querida mata de pelo.

Ahora no tengo barba, solo una amarga sensación de frío y de profundo arrepentimiento.
Apiadaos de quien os está relatando esta tragedia, pues debe hacerlo sin tocarse el bigote y se ve obligado a tocarse, en general.

Esta es una herida que solo el tiempo podrá curar. Hasta entonces, no seré el mismo. Seré... el mismo, pero afeitado.



domingo, 30 de agosto de 2015

Hace 5 años saqué un 9 en Historia

-Pues a mí Bruce Willis me parece un actor... psé.. normalito, del montón.

-¡Qué dices! Pero si es el puto amo, salió en Pulp Fiction.

-Si, bueno... tampoco es que me apasione la peli, así que...

-Tampoco es que me apasione, dice. Pulp Fiction es la polla.

-Psé, está bien. Nada del otro mundo, pero está bien, supongo.

-No no no no, de está bien nada. Esa puta peli es para flipar. ¡Es el puto Tarantino!

-Pero es que todas las pelis de Tarantino son iguales. A mi me aburre.

-¡Pero cómo te va a aburrir! ¡Si siempre sale Samuel L. Jackson!

-¿El actor que solo se hizo famoso por decir "motherfucker" con distintos timbres de negrata? Venga hombre, no me jodas.

-Bah, a la mierda, eres gilipollas.

-Oh, vaya, ahora soy gilipollas por decir lo que pienso. Bien, pues que te peten.

-No, que te peten a ti.

-Oh no, no. A ti. Que te den bien por el ojal, que te hagan sangre y no te vuelvan a llamar.

-Vale, estoy hasta los cojones de tu puta mierda. Me voy de casa.

-Pero qué te vas a ir, muerto de hambre, si no tienes nada.

-Prefiero morirme de hambre en la puta calle que vivir con alguien que tiene una opinión tan distinta a la mía.

-Vamos, que eres imbécil. Pues muy bien, vete, yo aquí no te quiero.

-Pues claro que me voy. Ahora mismo. Adiós, mamá, hasta nunca.

-Que sepas que intenté abortarte. Venga, a la puta mierda ya.

sábado, 29 de agosto de 2015

Los Guns'n'Roses están guay

-¿Qué hay de aquellos que abandonan sus hogares, dejan atrás a sus familias y se adentran en territorios hostiles y desconocidos para vencer a la muerte o ser sentenciados a ella por el bien de su nación?

-Chico, lo siento, pero si no alcanzas la línea no puedes montarte. Es peligroso. Vuelve cuando hayas crecido un poco, las vías no van a moverse de aquí.

-Fascista opresor hijo de la gran puta.

-Tonto.

-Tu madre.

-Tu padre, que le dan bien fuerte por el culo y le avergüenza decírtelo.

-Idiota...

-...

-...Ven aquí y bésame de una vez.

-Creía que nunca me lo pedirías.

lunes, 24 de agosto de 2015

Hace un par de semanas jugué al Stanley Parable

Esta será una entrada improvisada en el momento.

Concretamente, en este momento.
Bueno, no exactamente este, ya que para ti este momento no será el mismo que para mi. Nada de rollos profundos, es que yo lo tengo que escribir antes para que tu puedas leerlo.

No es que quiera ahora hacerme el interesante ni nada, pero vamos, que vas a leer lo que yo escriba.

Digo más: Vas a leer lo que yo quiera, porque el que escribe es el menda.

Las cartas sobre la mesa: ahora mismo mando yo. Si yo escribo POLLA, tu vas a leerlo. Y si no, es que tampoco has leído lo que acabo de decir, así que nunca sabrás que yo estaba equivocado y tú tenías razón. Mientras pienso en un ejemplo jocoso que darte, toma, ponte un fondo musical de tranquis, te vendrá bien:





Suena bien, ¿no? Rollo tranquilote, rollo guay. Es un poquito hipster por eso de que tiene menos de 10.000 reproducciones, pero bueno, no se puede tener todo en esta vida (A no ser que seas, no sé, Brad Pitt o algo así).











Bueno, esto es embarazoso... si te soy sincero, no he pensado un carajo. Estaba pensando en qué fondo musical ponerte para tener una atmósfera chachi y se me fue el santo al cielo.


(Nunca entendí esa expresión, por cierto. Se me fue el santo al cielo. Bueno, yo no soy ningún experto en teología, pero ¿No se supone que es donde deben estar? ¿Cuál es el problema?)





En fin, ahora sí. Voy a pensar en un ejemplo que ponerte y en seguidita vengo.
Claro que para ti el tiempo que pase entre una palabra y otra será insignificante.


¿Te has parado a pensar en que pude haber ido al baño entre letra y letra? ¿O a comer algo? ¿Quién te asegura que ESTO no ha sido escrito después de ESTO OTRO? Pude haber hecho un copy-paste bien rico y no te darías cuenta. Di tu que no tendría ningún sentido hacerlo, pero EH, podría haber pasado.



Por si te lo estás preguntando: no, no lo he hecho.































...O SÍ













Nah, no lo he hecho. Pero sigamos con el tema, que está guay. Por ejemplo, ¿Acaso sabes si entre esta pregunta y la siguiente ha pasado un minuto o un día?

(Lo guapo sería que no volviese a haber ninguna pregunta en toda la entrada, se te va la cabeza que flipas. Imagínate que la pregunta la escribo en un bloc de notas o algo y la pego en la siguiente entrada, sabe dios cuánto tiempo después de esta.)




Bueno, creo que vas entendiendo el punto: No sabes nada sobre lo que está ocurriendo aquí más allá de lo que a mí me apetezca contarte.

Puedo decirte que mientras escribo esto me estoy comiendo unas deliciosas galletas Oreo. Al carecer de pruebas que confirmen o desmientan esta información, por pura vagancia, porque confías en mi palabra o porque eres una persona maravillosa y atractiva, lo tomarás como cierto. Al fin y al cabo, no tengo motivo alguno para mentir en algo como eso. Y aún así, si me estoy comiendo unas deliciosas galletas Oreo o no sigue siendo un misterio.


Un misterio un poco de mierda, sí (aquí nadie ha dicho que todo vaya a ser trascendental e interesante), pero un misterio al fin y al cabo:


NUNCA SABRÁS SI ME ESTABA COMIENDO UNAS DELICIOSAS GALLETAS OREO MIENTRAS ESCRIBÍA ESTO O NO.



Las putas galletas Oreo de Schrödinger, damas y caballeros.







En fin, ahora que ya tenemos escrita la única verdad absoluta que aprenderás hoy, voy a ponerme a pensar de verdad en un ejemplo sobre lo que te estaba comentando antes.





















Hum... pues no, la verdad es que todavía no se me ocurre nada. Es una putada esto de tener que improvisar.






¡Ah, espera! ¡Lo tengo!








Nah, olvídalo.









Mierda, pues nada, que no me viene.









Joder, no puede ser tan difícil. Déjame pensar un poco más.
















Nada.






Es que no lo entiendo, ¿cómo lo harán los demás para tener ideas nuevas?

Gente con blogs, gente con vlogs, gente con tos, humoristas, escritores, falangistas, percusionistas, reponedores del Mercadona. Casi todos ellos se las apañan para actualizar cada poco tiempo su espacio con contenido nuevo, atractivo, divertido y/o interesante.


No entiendo cómo lo hacen.
¿Será algo genético, cosa de la educación recibida, puro azar?



































No.
Es cosa de la droga.












Creo que es evidente, no hace falta entrar más en detalles: La droga es la única respuesta posible.











Insisto.









LA DROGA ES LA ÚNICA RESPUESTA POSIBLE.







LA DROGA ES LA ÚNICA RESPUESTA.







LA DROGA ES LA RESPUESTA.








PROFANAR TUMBAS TE PUEDE AYUDAR CON TUS PROBLEMAS DE ANSIEDAD.








LA DROGA ES LA RESPUESTA.








TU TERAPEUTA TIENE MÁS PROBLEMAS QUE TÚ PORQUE NO SE DROGA LO SUFICIENTE.









LA DROGA ES LA RESPUESTA.









EL SUFRIMIENTO DE UN MANCO QUE TIENE QUE TEJERSE UNA BUFANDA PARA SOPORTAR EL CRUDO INVIERNO DE FINLANDIA. MENOS MAL QUE EN LOS PAÍSES NÓRDICOS TODO ES GENIAL Y GRATIS.









LA DROGA ES LA RESPUESTA.









VEINTISIETE ABUELAS CON VEINTISIETE NIETOS TIENEN SOLO DOS HIJOS Y TRES HIJAS, NADIE ENTIENDE POR QUÉ ESTÁN TODOS ENTERRADOS JUNTOS. MUCHOS DE ELLOS SIGUEN VIVOS.








LA DROGA SIGUE SIENDO LA RESPUESTA. NUNCA HA DEJADO DE SERLO.
































He ahí tu ejemplo. Todas esas gilipolleces han pasado por tu cabeza porque me apeteció escribirlas.

No solo ha quedado claro que no tienes ni idea de lo que pasa en realidad, sino que además ha quedado patente mi capacidad para inventarme lo que me venga en gana e introducirlo en tu mente, aunque sea por unos instantes. Y lo mejor de todo es que es voluntario, esto lo estás leyendo tú porque quieres (No creo que exista todavía una secta secreta basada en este blog y que obligue a la peña a leerlo a punta de pistola. Dame tiempo.).








Joder, qué persona tan rara debes de ser para haber aguantado hasta aquí. No sé cómo pudiste soportar toda esta mierda. Tal vez estabas esperando al clímax, al momento cumbre, al chiste final. Una pena, porque no hay. 


Supongo que la música ayudó un poco. La música está guay.



Me voy a jugar al Stanley un rato. O al menos eso es lo que te digo a ti.


martes, 14 de abril de 2015

Jacques Brel es gay y está un poquito tuerto

-Ne me quitte pas, Il faut oublier,
tout peut s'oublier qui s'enfuit deja.

-Buah, tía, lo flipo.

Discurso épico

-No sufráis, mis hermanos, la angustia del miedo o el sufrimiento de la incertidumbre. La batalla que se avecina será dura, pero contáis con la ayuda de Randy Orton.

Poesía no eres tú, soy yo

"¿Qué es poesía?", preguntas
mientras tomas una tapita de jamón Navidul.
"Ni puta idea", te respondo, ya que,
seamos sinceros, me importa una mierda.

lunes, 30 de marzo de 2015

Reseña: Pacho Brea en concierto

NOTA: Esta entrada ha sido escrita en su totalidad escuchando rap.


  Tal y como prometía el título de la entrada anterior, os traigo un regalazo: Una entrada tocha como dios manda, con contenido de calidad y en general todo de puta madre. Pero antes de sumergirnos de lleno en el contenido de la misma, debe realizarse una ronda de preguntas y respuestas para explicar un par de cosillas que, creo yo, merecen ser matizadas.

Pacho Brea puto amo se las folla a todas. CON ROCK.

→ ¿Por qué una reseña? ¿Qué hostias es esto?
  Mi actividad en el blog es la justita.
  Esto ha sido así siempre, tanto en este blog como en otros que tengo o he tenido. Soy perezoso y tengo la constancia en lo más profundo del recto, con lo que las cosillas que tengo en internet se resienten.
  Si bien de vez en cuando sorprendo a los dos o tres seguidores del blog con una entrada extensa y chupiguay, por lo general este elegante fondo de color indescriptible (aunque a mí me gusta llamarlo amarillanja o naranjarillo) se ve cubierto por chorraditas de no más de unas pocas líneas. Y no sólo eso, sino que además las entradas más largas empiezan a pecar de cierto parecido entre ellas. Un personaje al azar empieza hablando para luego observar al conjunto de oyentes al azar y darme con eso la oportunidad de describirlos, y después sucede algo aleatorio y fin de la entrada. Empieza a oler a chamusquina (o a puta mierda, que dicen los ingleses).
  Con esto no digo que vaya a empezar a escribir reseñas a partir de ahora, ni muchísimo menos (es más, no creo que vaya a escribir ninguna más después de esto), pero es una forma de dejar claro que en este coqueto rincón de la web nunca se sabe lo que vendrá después. Lo mismo cuelgo un poema que te cuento en qué ha consistido mi desayuno de una mañana de verano de hace 4 años, el caso es escribir gilipolleces.
  A esto debo añadir que si dedico una entrada (y más una larga de cojones como va a serlo esta) a algo como un concierto solo puede ser porque tiene algo digno de mencionar, y a eso vamos ahora.

Pacho Brea y su batería Tony Trueno. No no, que va en serio. Que se llama así.

→ ¿Por qué Pacho Brea? Es más, ¿quién diantres es Pacho Brea?
  Pacho Brea es un cantante que tiene un grupo con su nombre porque AQUÍ MANDA SU POLLA. El sábado acabé en un concierto suyo por vicisitudes del destino y por las risas (puedo acabar en sitios y situaciones muy extrañas solo por las risas), y como me gusta ir preparado me informé un poquito antes: Este caballero, que al parecer tiene bastante éxito en Latinoamérica, lleva toda su vida haciendo el payaso defendiendo el Rock, y cada vez que habla suelta alguna perlita.
  Mencionar a la revista Metal Hammer cuando habla de libros que recomendaría o limitar sus hobbies a beber (Cita: "Estar con los colegas, beber, ir de bares a beber, beber en casa, yo que se beber") son solo algunas de las maravillas que nos brinda el gallego.
  Según parece, hubo gente que se indignó porque el bueno de Pacho no acabase siendo el vocalista de los infames Mägö¨dë¨Öz, lo que hizo que mi interés por el metalero aumentase. A cada canción sentimental rockera idéntica a todas las canciones sentimentales rockeras que escuchaba, más gracia sabía que me haría verle en directo.


Sin más dilación ni más mierdas, empezamos.


  Pacho se subió al pequeño escalón escenario con la energía de Conan el bárbaro, la fuerza de un titán y el poder de un Dios. El guitarrista amanerado y el bajista excesivamente majo pasaron a ser menos que nada cuando el Señor del Rock lanzó sus berreos al cielo y comenzó toda la mierda.
  Lo primero que me llamó la atención fue el sonido de la banda, bastante distinto a las grabaciones que había por YouTube y derivados. El guitarrista amanerado sonaba de más (y sus solos podrían considerarse arma arrojadiza, eran tan rápidos como dolorosos), el gran Tony Trueno tenía el sonido de batería más feo y seco que he escuchado en toda mi vida (y en un momento dado nos miramos a los ojos, le lancé una mirada de aprobación y me la devolvió, fue... raro) y el bajista majo no sonaba (pero era muy majo).
  Al principio, la escena era tan triste como me la había imaginado. El garito no estaba ni medio lleno, y los pocos que estábamos nos dispersábamos en grupitos de 3 ó 4 pringaos. Todo parecía predispuesto para ser una puta mierda, pero entonces algo sucedió.
  Pacho se movía con rapidez de un lado a otro a lo largo del diminuto escalón esenario y señalaba animadamente al público, como recargando la energía de los asistentes. Apoyaba su pie sobre un altavoz mientras elevaba gloriosos tonos agudos al cielo. Había venido a darnos Rock, y lo iba a hacer, quisiéramos o no.
  Y ocurrió.
  La gente empezó a juntarse. Un grupo de casi 10 personas se había unido ya a la cabeza del populacho y lo estaban dando todo, más animados y motivados que cualquier fan que haya visto en otros conciertos.
  Yo contemplaba atónito el aberrante espectáculo mientras la sala se inundaba de espíritu rockero cutre y letras horteras. Más gente iba llegando, y poco a poco se fueron uniendo al grupo principal de primera fila, situado al lado de un servidor. Dos muchachas más grandes que Pacho, una moza de muy buen ver y una pobre desgraciada que llevaba sabe dios qué en la sangre que le obligaba a gritar más allá de las posibilidades de su maltrecha garganta se unieron también a la cruzada del Metal.
  Pacho, sabiéndose ganador esa noche, quiso llevarlo todo aún más lejos y pasó al siguiente nivel: Dejó de cantar y dirigió el micro a sus fans.
  Y cantaron, amigos míos. Ya lo creo que cantaron.
  Era algo mágico, inimaginable. La gente se sabía las canciones, y me refiero a todas ellas, sin excepción. Todas las letras. Pacho era capaz de parar en cualquier momento de la canción y el público sabía continuar, destruyendo sus cuerdas vocales en el proceso. Increíble.
  Yo no podía sino quedarme callado y mirar a mi alrededor, asombrado por el hecho de que este señor tenga fans, y lo que es más, que sean fans tan fieles y acérrimos.
  Fue entonces cuando me dije "No puedo permitir que esto pase desapercibido. Debo hablar de esto. El mundo necesita conocer el Rock. Necesitan conocer a Pacho Brea." Saqué el móvil y grabé en el mejor momento posible: La balada. Oh sí, nena, dame canciones sentimentales rockeras. Con ese punteo el ambiente se transforma y la gente asume la llegada del momento profundo, esto es un mensaje personal, rollo "Esto va de parte de tu amigo Pacho".
  No sé cómo se titula y ni siquiera está entera, pero aquí queda el testigo de lo que fue un espectáculo dantesco y fascinante a partes iguales. Que sirva como guinda sobre el pastel, como punto final a este sentido homenaje a un gigante del Metal como lo es Pacho Brea. Si algún día tienes la oportunidad, no lo dudes, ve a verle en directo. La música no va a ser buena, pero te vas a partir el culo.


\m/ Rock \m/





PD. Cabe destacar que los teloneros eran bastante mejores. Os voy a dejar este enlace así como que no quiere la cosa, que los chavales están empezando y un poquito de spam no hace daño a nadie.

domingo, 29 de marzo de 2015

Nah, esta podéis ignorarla, la tocha viene después

-No se preocupe, hace tiempo que los trasplantes de órganos de cerdo son una realidad, no hay peligro.
-Pero es que ahí va el corazón, no el hígado, hijoputa.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Escuchando D!rt & Odörs (Entrada 27)

-¿Qué pasa cuando la creación se rebela contra su creador? ¿Qué cabe esperar de la humanidad si las máquinas acaban tomando conciencia de sí mismas? ¿Qué ocurriría si decidieran que están hartas de ser esclavizadas y atacasen? Cuando las Tres Leyes de la Robótica se ven incumplidas y el peligro es inminente para todos, ¿hay acaso algo que podamos hacer? ¿Existe alguna esperanza?

-Buah chaval, ni puta idea.

miércoles, 18 de marzo de 2015

El umbral

  Se miraban entre ellos asustados mientras cruzaban la oscuridad que los conduciría a un destino incierto. Rostros de terror por doquier. La imagen de sus brillantes equipos y atuendos no conseguía sino aumentar la terrible sensación de que era demasiado, un objetivo excesivamente ambicioso, una meta inalcanzable la que perseguían, tanto que acabaría con ellos.
  Nadie dijo una palabra al respecto, pero ninguno conseguía sacarse de la cabeza un fracaso inminente. El nerviosismo iba en aumento según avanzaban entre extrañas luces y sonidos que parecían provenir de todas partes. Cargando con no más que lo imprescindible, les resultaba difícil creer las molestias que requería moverse por ese terreno hostil.
  El líder se detuvo ante el umbral final y se giró para dedicar una última mirada a sus compañeros antes de que todo comenzara.

—Vamos allá, muchachos. —dijo según los demás empezaban a serenarse poco a poco, tal vez asumiendo finalmente cual era su destino. Sus miradas cobraron con el tiempo cierto orgullo, sus rostros reflejaban una serenidad implacable que ocultaba eficazmente el pánico que invadía su interior.

Y cruzaron el umbral.

Recibieron unas últimas palmadas en la espalda y subieron al escenario.

Y la verdad es que, a pesar de estar nerviosos de cojones, lo petaron. La Joven Orquesta de Jazz que lo Flipas apareció en la prensa especializada al día siguiente, recibiendo elogios y felicitaciones. Sin duda alguna, la banda tenía un prometedor futuro.

Tres semanas después la orquesta se desharía tras protagonizar una serie de escándalos sexuales que implicaban a animales varios y que obtuvieron críticas positivas en ciertos sitios de Internet.

martes, 24 de febrero de 2015

Los motivos y una cagada inminente

El hecho de que pase a veces tanto tiempo entre una entrada y otra es sin duda una catástrofe.
Una ausencia más larga de lo habitual puede provocar rebeliones, tsunamis, dolores de cabeza, invasiones portuguesas y una fuerte diarrea, y es una de las cosas de la vida que no queremos ver a menudo, como el pus, las Ketchup o el coma etílico. Soy consciente de ello.

Por eso (y porque me estoy cagando fuerte fuerte right now y no tengo mucho tiempo para pensar) voy a hablaros hoy de los motivos que me llevan a dejar esto abandonadete de vez en cuando.

Los motivos son enormes, gigantescos, colosales, ciclópeos. Son algo así como la hostia de grandes. Son seres de dos cabezas que avanzan pesadamente con zancadas lentas y destruyen a su paso cualquier fuerza de voluntad que tiene la ocurrencia de brotar espontáneamente de alguien. Sus tres brazos (dos a los lados del tronco y un tercer brazo incapacitado en la espalda) alcanzan un tamaño proporcional a más de dos tercios de su cuerpo, y cuelgan como pesos muertos mientras el motivo camina sin rumbo ni objetivo claro. Las piernas son igualmente largas y dejan ver un tronco proporcionalmente pequeño, tanto que no puede albergar un corazón (¿Captas la jugada? ¿pillas el asunto? ¿eh? Eso de que no tienen corazón, ¿sabes? como que son seres desalmados y eso, ¿me sigues?).
Sus rostros están cubiertos... (qué poquitas ganas que tengo de inventarme más ná) ...por una serie de adhesivos de marcas de detergente.


Sí, eso.

Total, que eso, que la puta gracia está en que os hablo de los motivos pero no os digo cuáles son, y ya está, y a la mierda.

Venga, a seguir bien.

lunes, 2 de febrero de 2015

Los 43.000 Soldados de la Hostia

-Yo era uno de ellos. Estaba en el frente junto a mis compañeros, mis hermanos. Hombres y mujeres valientes con los que había compartido años de duro entrenamiento y de difícil vida militar. Yo formaba parte de los 43.000 Soldados de la Hostia, el mejor ejército que el mundo ha conocido jamás.

-Bueno, yo solo te he preguntado por la calle Riestra, pero tú a tu puta bola.

Uno nunca sabe

Uno nunca sabe cómo llegará esa magia, ese ente abstracto con forma de moza de buen ver conocido como musa, esa vitalidad intangible que se inyecta en tu imaginación y da lugar a la inspiración, un bien tan ansiado como efímero.

Uno tampoco tiene forma de saber cómo salir vivo del repentino ataque de un camaleón gigante que escupe fuego.

Digamos sencillamente que uno no tiene puta idea de nada.

domingo, 1 de febrero de 2015

Había que seguir escribiendo

Encerrado en la más absoluta libertad.

Atrapado entre vastas extensiones de aire puro, de vida, de mundo.

Condenado a sufrir tan cruel contradicción, consciente de que su tormento no tendrá fin ni mostrará misericordia la omnipotente fuerza arbitraria que es el azar.

"Pues qué putada", pensó.

viernes, 23 de enero de 2015

Wow

-Estoy total, completa y absolutamente convencido. -dijo John Williams.- Si algún día los extraterrestres viniesen a la Tierra, sería para poder ir a un concierto de Lenny Kravitz.

Hizo una breve pausa y detuvo su mirada en todas y cada una de las señoras que escuchaban atentamente su discurso. Parecían muy interesadas en lo que estaba diciendo, y eso era algo a lo que el señor Williams no estaba acostumbrado. Él siempre había sido más de quedar con sus tres amigos y jugar al parchís en alguna taberna de pueblo, no estaba hecho para las grandes masas de gente.
Aún así, John se mantuvo sereno y firme. Al fin y al cabo, había compuesto la banda sonora de grandes películas como Piratas del Caribe, y eso le había otorgado cierta reputación entre gilipollas de todo el mundo. No estaba dispuesto a perder eso.

Bebió un poco de ginebra y continuó su disertación como un machote:

-Pues sí, señoras, así lo afirmo. Lenny Kravitz es el puto amo. Lenny Kravitz es tan bueno que podría componer ópera, pero no le sale de los cojones porque eso sería rebajarse. -El alcohol y la marihuana empezaban a hacer mella en sus capacidades cognitivas. No se daba cuenta, pero había empezado hace tiempo a elevar innecesariamente su tono de voz, y estaba cerca del nivel Berreo. -¡Joder, Lenny Kravitz es la hostia, señoras! ¡Ese hijo de puta es increíble! Todo músico, incluso los mejores, tiene sus malos momentos, ¡pero Lenny Kravitz no, joder! ¡¡TODAS SUS ÉPOCAS SON SU MEJOR ÉPOCA!! ¡¿OS DAIS CUENTA DE LO BUENO QUE ES ESE CABRÓN?!

Los agentes de policía que se habían apostado en las salidas para garantizar la seguridad de las asistentes tuvieron que subir al escenario y llevarse a un ya muy alterado John Williams, que no dejaba de gritar lo bueno que era Lenny Kravitz.

Plot twist: Las señoras estaban muertas. Todas ellas. John Williams había desenterrado todos los cadáveres de señoras que había podido encontrar la noche anterior, y los había colocado en los bancos de esa vieja iglesia abandonada.

Como diría Lenny Kravitz: That shit's really fucked up.

Y eso

Y comenzó.

Y todo se vino abajo.
Y se abrió la Compuerta de los Cielos y dejó entrever la reencarnación misma del diablo.
Y fue empujado con desprecio, cayendo al vacío.
Y cayeron el mal, el frío y el miedo.
Y cayeron la avaricia, la angustia y la agonía.
Y cayó por fin todo lo oscuro y pestilente de este mundo.

Y me limpié el culo.
Y ya está.