sábado, 7 de diciembre de 2013

La idea

Que estaba yo tirado en mi cómodo sillón. -Dijo Alex. -Que yo tengo un sillón cómodo. Bueno, en realidad no es un sillón. Es una silla de oficina, de estas buenas que son ahí tope cómodas. No tanto como un sillón, pero casi. Están casi al mismo nivel los dos muebles, pero uno está más orientado al salón y el que nos ocupa está pensado para una persona que va a pasar bastante tiempo sentado trabajando.
Pues estaba yo tan tranquilo ahí, sentado en mi silla de oficina de las buenas y no tenía nada que hacer.
Me paré a pensar en qué hacer y me dije "Joder, si es que no tengo obligaciones, no tengo nada que hacer", ¿Sabes? no.. no tenía nada que me atase. Entonces decidí ponerme a cantar, que me gusta a mi eso. No lo digo en voz alta porque no es plan, ¿No?
Es como si te gusta Marilyn Manson. A ti te gusta Marilyn Manson, te gusta su música, te gustan sus versiones, te gusta su versión de "Sweet Dreams", pero tu no quieres que esto lo sepa la gente.
Entonces tu no vas por ahí diciendo "Hola, qué tal, me llamo Alex y me gusta Marylin Manson", no, tu no dices eso por la calle. No coges a una señora aleatoria en el supermercado y se lo plantas, ahí, "hola, saludo, qué tal, Alex, es mi nombre, Marylin Manson". Es demasiada información.
La pobre señora se colapsa, no comprende lo que le quieres decir. No sabe quien eres, no sabe qué quieres, la has asaltado de pronto con un aluvión de información inesperada. Esta señora va a llamar a seguridad.
No puedes decir eso a la gente.
Pues eso, a mi me gusta cantar. Es algo que no hago muy bien pero me entretiene, es algo que me divierte.
Así que estaba yo sentado en mi silla de oficina de las buenas y me puse a cantar.
Y canté "El Cocherito Leré". Porque dije "Joder, puestos a hacer el subnormal, hacerlo bien".
Así que canté "El Cocherito Leré", cuya letra dice lo siguiente:

"El cocherito, leré
me dijo anoche, leré
que si quería, leré
montar en coche, leré

Y yo le dije, leré
con gran salero, leré
no quiero coche, leré
que me mareo, leré

Si te mareas, leré
a la botica, leré
que el boticario, leré
te de pastillas, leré"

Entonces caí en la cuenta de que los tiempos avanzan muy deprisa, muy deprisa avanzan.
El cocherito. ¿Qué es un cocherito? ¿Quién es ese señor y qué quiere? ¿Por qué me dice si quiero montar en coche? Este hombre totalmente anónimo, este perfecto desconocido, me está invitando a dar una vuelta en su coche. Señor mío, ¿pero por qué iba yo a querer montarme con usted en un coche? déjeme usted en paz, que estoy tranquilo aquí en mi silla de oficina de las buenas.
Lo del mareo es una buena excusa. Es una opción perfectamente válida, una buena alternativa, una vía de escape plausible.
Entonces te llega ese tal cocherito, y te dice si quieres montar en su coche, y tú le dices "no, que me mareo"
y el hombre siente lástima por ti y te dice "vete a la botica".
LA BOTICA
ESO YA NO EXISTE, SEÑOR MÍO
"Vete a que te de pastillas", me dice. Este hombre es una persona horrible. Esta es una canción para niños, señores. Pertenece al cancionero popular infantil. Esto va dirigido a los niños pequeños.
Este hombre está diciéndole a los niños que se droguen.
Este hombre merece estar en la cárcel.
Este hombre no puede estar en libertad, es un violador en potencia.
Este hombre no debería tener permiso de circulación.
La idea de que vayas por la calle con tu hijo (imaginémonos que tienes un hijo. Nadie es perfecto, se cometen errores en esta vida). Pues imaginemos que tienes un hijo y vas por la calle con tu hijo, pues no sé, dando un paseo.
A ti no te apetece, al niño tampoco, pero en los anuncios de la tele la gente feliz lo hace, y ambos suponéis que será una experiencia buena.
Así que estás dando un paseo por la calle con tu hijo cuando de pronto un coche se detiene a tu lado y sale un señor totalmente desconocido, un hombre al que no habías visto en tu vida, y saca una jeringuilla y le inyecta heroína a tu hijo.
¡Y tu no puedes hacer nada para evitarlo porque este hombre ha aparecido de la nada!
Bueno, no de la nada, ha aparecido de la carretera, del coche. Del coche que circulaba por la carretera.
Pero bueno, eso es irrelevante.
Este hombre ha aparecido de repente ante ti, ha sido una completa sorpresa, no te lo esperabas, tú no estabas preparado como padre para este momento, tu madre nunca te advirtió sobre algo así.
Te recomendaron varios colores para las cortinas, pero nunca te aconsejaron sobre qué sería prudente hacer en un caso así.
Así que estás sólo. Sólo triste y sólo. Sin saber que hacer, paralizado por el terror mientras este hombre inyecta heroína a tu hijo, se mete en el coche y se va.
¡LA IDEA DE QUE EN ESE MOMENTO, EN ESE PRECISO INSTANTE TÚ TE ACUERDES DE LA CANCIÓN DEL COCHERITO LERÉ, Y ESBOCES UNA SONRISA!
Porque te hace gracia la coincidencia, porque tú eres un hombre inteligente y ya en su momento te has planteado el significado de la letra de esta canción. Has leído entre líneas tiempo atrás, sabes lo que la canción representa.
Y entonces esbozas una ligera sonrisa porque te sientes realizado, sientes que esa tarde que pasaste repasando la letra del Cocherito Leré no fue tiempo perdido.
¡LA IDEA DE QUE LA GENTE VEA CÓMO TU HIJO SE ESTÁ MURIENDO DE UNA SOBREDOSIS DE DROGAS, CON LA JERINGUILLA TODAVÍA CLAVADA, Y TE VEAN SONREÍR!
No sé a ti, -concluyó.- pero a mi me pone los pelos de punta.