lunes, 30 de marzo de 2015

Reseña: Pacho Brea en concierto

NOTA: Esta entrada ha sido escrita en su totalidad escuchando rap.


  Tal y como prometía el título de la entrada anterior, os traigo un regalazo: Una entrada tocha como dios manda, con contenido de calidad y en general todo de puta madre. Pero antes de sumergirnos de lleno en el contenido de la misma, debe realizarse una ronda de preguntas y respuestas para explicar un par de cosillas que, creo yo, merecen ser matizadas.

Pacho Brea puto amo se las folla a todas. CON ROCK.

→ ¿Por qué una reseña? ¿Qué hostias es esto?
  Mi actividad en el blog es la justita.
  Esto ha sido así siempre, tanto en este blog como en otros que tengo o he tenido. Soy perezoso y tengo la constancia en lo más profundo del recto, con lo que las cosillas que tengo en internet se resienten.
  Si bien de vez en cuando sorprendo a los dos o tres seguidores del blog con una entrada extensa y chupiguay, por lo general este elegante fondo de color indescriptible (aunque a mí me gusta llamarlo amarillanja o naranjarillo) se ve cubierto por chorraditas de no más de unas pocas líneas. Y no sólo eso, sino que además las entradas más largas empiezan a pecar de cierto parecido entre ellas. Un personaje al azar empieza hablando para luego observar al conjunto de oyentes al azar y darme con eso la oportunidad de describirlos, y después sucede algo aleatorio y fin de la entrada. Empieza a oler a chamusquina (o a puta mierda, que dicen los ingleses).
  Con esto no digo que vaya a empezar a escribir reseñas a partir de ahora, ni muchísimo menos (es más, no creo que vaya a escribir ninguna más después de esto), pero es una forma de dejar claro que en este coqueto rincón de la web nunca se sabe lo que vendrá después. Lo mismo cuelgo un poema que te cuento en qué ha consistido mi desayuno de una mañana de verano de hace 4 años, el caso es escribir gilipolleces.
  A esto debo añadir que si dedico una entrada (y más una larga de cojones como va a serlo esta) a algo como un concierto solo puede ser porque tiene algo digno de mencionar, y a eso vamos ahora.

Pacho Brea y su batería Tony Trueno. No no, que va en serio. Que se llama así.

→ ¿Por qué Pacho Brea? Es más, ¿quién diantres es Pacho Brea?
  Pacho Brea es un cantante que tiene un grupo con su nombre porque AQUÍ MANDA SU POLLA. El sábado acabé en un concierto suyo por vicisitudes del destino y por las risas (puedo acabar en sitios y situaciones muy extrañas solo por las risas), y como me gusta ir preparado me informé un poquito antes: Este caballero, que al parecer tiene bastante éxito en Latinoamérica, lleva toda su vida haciendo el payaso defendiendo el Rock, y cada vez que habla suelta alguna perlita.
  Mencionar a la revista Metal Hammer cuando habla de libros que recomendaría o limitar sus hobbies a beber (Cita: "Estar con los colegas, beber, ir de bares a beber, beber en casa, yo que se beber") son solo algunas de las maravillas que nos brinda el gallego.
  Según parece, hubo gente que se indignó porque el bueno de Pacho no acabase siendo el vocalista de los infames Mägö¨dë¨Öz, lo que hizo que mi interés por el metalero aumentase. A cada canción sentimental rockera idéntica a todas las canciones sentimentales rockeras que escuchaba, más gracia sabía que me haría verle en directo.


Sin más dilación ni más mierdas, empezamos.


  Pacho se subió al pequeño escalón escenario con la energía de Conan el bárbaro, la fuerza de un titán y el poder de un Dios. El guitarrista amanerado y el bajista excesivamente majo pasaron a ser menos que nada cuando el Señor del Rock lanzó sus berreos al cielo y comenzó toda la mierda.
  Lo primero que me llamó la atención fue el sonido de la banda, bastante distinto a las grabaciones que había por YouTube y derivados. El guitarrista amanerado sonaba de más (y sus solos podrían considerarse arma arrojadiza, eran tan rápidos como dolorosos), el gran Tony Trueno tenía el sonido de batería más feo y seco que he escuchado en toda mi vida (y en un momento dado nos miramos a los ojos, le lancé una mirada de aprobación y me la devolvió, fue... raro) y el bajista majo no sonaba (pero era muy majo).
  Al principio, la escena era tan triste como me la había imaginado. El garito no estaba ni medio lleno, y los pocos que estábamos nos dispersábamos en grupitos de 3 ó 4 pringaos. Todo parecía predispuesto para ser una puta mierda, pero entonces algo sucedió.
  Pacho se movía con rapidez de un lado a otro a lo largo del diminuto escalón esenario y señalaba animadamente al público, como recargando la energía de los asistentes. Apoyaba su pie sobre un altavoz mientras elevaba gloriosos tonos agudos al cielo. Había venido a darnos Rock, y lo iba a hacer, quisiéramos o no.
  Y ocurrió.
  La gente empezó a juntarse. Un grupo de casi 10 personas se había unido ya a la cabeza del populacho y lo estaban dando todo, más animados y motivados que cualquier fan que haya visto en otros conciertos.
  Yo contemplaba atónito el aberrante espectáculo mientras la sala se inundaba de espíritu rockero cutre y letras horteras. Más gente iba llegando, y poco a poco se fueron uniendo al grupo principal de primera fila, situado al lado de un servidor. Dos muchachas más grandes que Pacho, una moza de muy buen ver y una pobre desgraciada que llevaba sabe dios qué en la sangre que le obligaba a gritar más allá de las posibilidades de su maltrecha garganta se unieron también a la cruzada del Metal.
  Pacho, sabiéndose ganador esa noche, quiso llevarlo todo aún más lejos y pasó al siguiente nivel: Dejó de cantar y dirigió el micro a sus fans.
  Y cantaron, amigos míos. Ya lo creo que cantaron.
  Era algo mágico, inimaginable. La gente se sabía las canciones, y me refiero a todas ellas, sin excepción. Todas las letras. Pacho era capaz de parar en cualquier momento de la canción y el público sabía continuar, destruyendo sus cuerdas vocales en el proceso. Increíble.
  Yo no podía sino quedarme callado y mirar a mi alrededor, asombrado por el hecho de que este señor tenga fans, y lo que es más, que sean fans tan fieles y acérrimos.
  Fue entonces cuando me dije "No puedo permitir que esto pase desapercibido. Debo hablar de esto. El mundo necesita conocer el Rock. Necesitan conocer a Pacho Brea." Saqué el móvil y grabé en el mejor momento posible: La balada. Oh sí, nena, dame canciones sentimentales rockeras. Con ese punteo el ambiente se transforma y la gente asume la llegada del momento profundo, esto es un mensaje personal, rollo "Esto va de parte de tu amigo Pacho".
  No sé cómo se titula y ni siquiera está entera, pero aquí queda el testigo de lo que fue un espectáculo dantesco y fascinante a partes iguales. Que sirva como guinda sobre el pastel, como punto final a este sentido homenaje a un gigante del Metal como lo es Pacho Brea. Si algún día tienes la oportunidad, no lo dudes, ve a verle en directo. La música no va a ser buena, pero te vas a partir el culo.


\m/ Rock \m/





PD. Cabe destacar que los teloneros eran bastante mejores. Os voy a dejar este enlace así como que no quiere la cosa, que los chavales están empezando y un poquito de spam no hace daño a nadie.

domingo, 29 de marzo de 2015

Nah, esta podéis ignorarla, la tocha viene después

-No se preocupe, hace tiempo que los trasplantes de órganos de cerdo son una realidad, no hay peligro.
-Pero es que ahí va el corazón, no el hígado, hijoputa.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Escuchando D!rt & Odörs (Entrada 27)

-¿Qué pasa cuando la creación se rebela contra su creador? ¿Qué cabe esperar de la humanidad si las máquinas acaban tomando conciencia de sí mismas? ¿Qué ocurriría si decidieran que están hartas de ser esclavizadas y atacasen? Cuando las Tres Leyes de la Robótica se ven incumplidas y el peligro es inminente para todos, ¿hay acaso algo que podamos hacer? ¿Existe alguna esperanza?

-Buah chaval, ni puta idea.

miércoles, 18 de marzo de 2015

El umbral

  Se miraban entre ellos asustados mientras cruzaban la oscuridad que los conduciría a un destino incierto. Rostros de terror por doquier. La imagen de sus brillantes equipos y atuendos no conseguía sino aumentar la terrible sensación de que era demasiado, un objetivo excesivamente ambicioso, una meta inalcanzable la que perseguían, tanto que acabaría con ellos.
  Nadie dijo una palabra al respecto, pero ninguno conseguía sacarse de la cabeza un fracaso inminente. El nerviosismo iba en aumento según avanzaban entre extrañas luces y sonidos que parecían provenir de todas partes. Cargando con no más que lo imprescindible, les resultaba difícil creer las molestias que requería moverse por ese terreno hostil.
  El líder se detuvo ante el umbral final y se giró para dedicar una última mirada a sus compañeros antes de que todo comenzara.

—Vamos allá, muchachos. —dijo según los demás empezaban a serenarse poco a poco, tal vez asumiendo finalmente cual era su destino. Sus miradas cobraron con el tiempo cierto orgullo, sus rostros reflejaban una serenidad implacable que ocultaba eficazmente el pánico que invadía su interior.

Y cruzaron el umbral.

Recibieron unas últimas palmadas en la espalda y subieron al escenario.

Y la verdad es que, a pesar de estar nerviosos de cojones, lo petaron. La Joven Orquesta de Jazz que lo Flipas apareció en la prensa especializada al día siguiente, recibiendo elogios y felicitaciones. Sin duda alguna, la banda tenía un prometedor futuro.

Tres semanas después la orquesta se desharía tras protagonizar una serie de escándalos sexuales que implicaban a animales varios y que obtuvieron críticas positivas en ciertos sitios de Internet.